Descubrí Studio Gihbli un poco tarde en la opinión de muchos. Yo creo que lo descubrí justo a tiempo. Ver las películas del maestro Hayao Miyazaki hace que mi mente regrese a esos momentos de infancia tan bellos. Aunque no todos los momentos de esos tiempos fueron bellos he decidido quedarme sólo con las cosas buenas y son éstas las únicas que siempre quiero recordar.
Esta vez vengo a hablarles de la película mi vecino Totoro. Es una película bella de principio a fin. Una película que logra transportarnos a esos momentos de infancia tan puros y llenos de magia. Creo realmente que cuando uno es niño es la época más sincera que cada adulto puede tener. Cuando somos niños somos auténticos y si algo nos da tristeza o felicidad lo decimos y actuamos en base a eso. No aparentamos, ni fingimos ser lo que no somos.
Mi vecino Totoro me trajo muy buenos recuerdos de esa época. Recuerdos en que lo único válido era soñar y ser tan solo yo, sin composturas ni arreglos.
Está película es también una invitación para despertar la creatividad en los niños. Pienso que debemos enseñarles más a menudo que sus sueños son posibles si están dispuestos a luchar por ellos pese a todos los obstáculos.
Y yo también quiero un gato bus… Esperando el día en que pueda visitar Studio Gihbli…